Un 8 de marzo de 1857, un grupo de obreras textiles tomó la decisión de salir a las calles de Nueva York a protestar por las míseras condiciones en las que trabajaban. A partir de esa fecha, distintos movimientos conformados por colectivos femeninos se sucedieron. En el número de octubre de 1995 de la publicación “La Tiza”, dedicado exclusivamente a la mujer como eje de desarrollo en una sociedad solidaria, se afirmaba que “las auténticas relaciones humanas solo pueden darse a través de un reconocimiento recíproco del otro”. Esta frase muestra y deja en claro que entre todos los seres humanos debe haber una igualdad de derechos.
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